LO CHIDO DE MI BARRIO | Muñecos en tela
Fecha: 26 de Febrero 2020 - Activo
Lugar: Glorieta de los Ahuehuetes -Grupos virtuales durante la contigencia por COVID-19
Participantes: Carlos Villalobos Solis, Frann Peraza y Jeshua Sicardo
Taller desarrollado a partir del diagnóstico realizado por el equipo LCDMB durante los meses de Enero y Febrero del 2020. Es importante mencionar que en este punto del territorio de Azcapotzalco, "La glorieta de los Ahuehuetes", el proyecto tiene ya una trayectoria desde el 2019 de intervención comunitaria.
Sobre el taller: Construcción de muñecas en tela / identidades textiles
por Jeshua Sicardo
En estas líneas haré referencia sobre el trabajo de Giménez Gilberto, específicamente de su trabajo teórico en el texto, "La cultura como identidad y la identidad como cultura, para explicar el proceso de intervención comunitaria en la Glorieta de los Ahuehuetes, en el pueblo de San Juan Tlihuaca que también colinda con la colonia Tezozomoc, la petrolera y la preciosa, de la Alcaldía Azcapotzalco.
Bordar: el hilo marca la tela como el lápiz el papel.
por Carlos Villalobos Solis/ Victoria Moctezuma
8 de Abril 2020
Es Miércoles, el tercer Miércoles que estoy cumpliendo "la cuarenta". El salón principal de mi casa no tiene cortinas, solo dos ventanas grandes que permiten que la luz entre a raudales, a borbotones, a esta hora, medio día, puede incluso enceguecerte. Afuera, la Ciudad de México. Desde mis ventanas el horizonte topa con el sur poniente de la ciudad, ya me acostumbre a sentir que tan limpio o contaminado está el día solo con ver hacia afuera, si está limpio, con nitidez se distinguen los edificios y montañas del fondo, de lo contrario a mitad del "camino" todo se vuelve denso y borroso y no se distingue el horizonte. Estas últimas semanas han sido como ese paisaje contaminado, así percibo la realidad.
Yo nunca he bordado, ni cosido, ni zurcido. No recuerdo haber convivido con ese oficio en mi infancia, ni a lo largo de mi vida. Mi madre no lo hace y mis abuelas que tenían mucha habilidad para hacerlo murieron cuando yo era un niño. Todas mis tías maternas son muy habilidosas cosiendo y estoy seguro que si lo hubieran perseguido serían buenas diseñadoras de modas o textiles. Cuenta mi madre que sus hermanas para aprender a coser le hacían vestidos a juego a ella y a sus muñecas, tenía de niña colecciones enteras de diseños exclusivos, pero como ella era la más pequeña, no aprendió, "Me consentían y me echaron a perder, ahora no sé ni zurcir un calcetín". Ella nos contaba eso de pequeños cuando quería que nos esforzáramos para aprender algo que nos costaba trabajo. Pero desde luego, ni mis hermanos ni yo aprendimos a coser.
Un tío abuelo paterno que yo no conocí era sastre, se hizo de cierto renombre en Guadalajara, de donde soy originario. Hasta la fecha todos mis tíos incluido mi Papá conservan prendas suyas. Otro tío abuelo también paterno, tuvo una "bonetería" (palabra extraña ya en desuso) y cuando murió parte de su herencia a toda su familia eran cajas y cajas llenas de botones, botones de todo tipo, de todos los materiales y formas, destinados a nunca pertenecer a una pieza de ropa... siempre me ha parecido surrealista esa historia, como de un cuento mágico. En fin, aunque el oficio ronda en mi familia a mi no me tocó de cerca.
Desde "Lo chido de mi barrio" diseñamos un taller inspirado en diálogos y juntas con las vecinas de la Glorieta de los Ahuehuetes en Azcapotzalco, para conocer que procesos creativos les gustaría experimentar; dibujo, estampa y bordado fueron los más votados. "Muñecos en tela; identidades textiles" fue el resultado. En ese momento no pensé que bordaría, ni tampoco que esta contingencia nos tuviera confinados en nuestras casas de esta manera.
Hoy, mientras bordo mi autorretrato pienso en todo lo que he vivido. Me molesta cuando el hilo se termina, hay que anudarlo por la parte trasera, cortar y volver a insertar un nuevo pedazo en la aguja para comenzar el proceso de nuevo, es repetitivo y pasa muy rápido, si intento hacer trampa y dejar el hilo muy largo, se enreda y resulta peor. Pienso que ese camino que recorremos en el bordado, se parece mucho al camino de la vida. Terminar para volver a comenzar.
Los bordados que planteamos (en este taller) son autorretratos, muñecos que cuenten historias de vida, que narran identidades. El mío por ejemplo, tiene dos rostros. Arriba, el de Carlos Alejandro, pelo oscuro y ondulado, recuerdo cuando era adolescente una tía me dijo que tenía el pelo demasiado largo, "¡Córtatelo!, Así no lo tiene un "hombre", el comentario me dejó vulnerable, no solo por mi edad, sino por que cuestionaba y ponía en duda mi sexualidad y mi ser mismo, exponiéndome de manera agresiva, ella tiene el pelo corto, entonces yo le contesté "No pasa nada, tú no tienes el pelo largo y no por eso no eres una mujer". Volviendo a mi muñecx, su cuerpo está vestido de negro, un negro rotundo, la tela es terciopelo. Como decía Edith Piaff, solo el negro destaca la mirada y yo quiero que mis ojos vean. Mis dos manos sostienen otro rostro, que es también el mío. Ella es Victoria Moctezuma, en su cabeza, una corona, dorada y brillante, su pelo es una fantasía, largo, ondulado y rosa. Pestañas y cejas acentuadas y oscurecidas. Las formas y los colores no tienen género. Es una imagen sencilla, no son máscaras, son rostros vivos. Soy yo.
Con todo y todo, bordar es un ejercicio que me relaja, me da la certeza que después de repetir y repetir, de que la aguja entra y sale tantas veces que es imposible e inútil mantener la cuenta, el camino recorrido deja una huella. Sobre la tela hay color, creamos una imagen, cuatro ojos me ven de frente, mis propios ojos me contemplan.
Este proceso tuvo varias etapas, es el proceso de alguien que dibuja y pinta pero nunca habia bordado
1- Dibujo sobre papel, un autorretrato
2- Escáneo de la imagen para digitalizarla
3- Transferencia a la tela (mediante la técnica de impresión laser y presión con torculo, usando thinner como medio de transmisión). *Siguiendo estos pasos se logró tener en tela el dibujo de los dos rostros (mismo dibujo) y las manos
4- Re-dibujo con bolígrafo de uno de los rostros para "adaptar" facciones y pelo
5-Pintura de la tela en algunas partes con pinturas metálicas base agua para tela
6- Bordado, puntada--- y experimentaciones libres
7- Armado del cuerpo
*Este taller se mantuvo activo durante los meses de Marzo y Abril de manera virtual a distancia, debido a la contingencia sanitaria del Covid-19. Después de este período el taller se suspendió con la esperanza de activarse de nuevo cuando sea posible de manera presencial en territorio.
Taller desarrollado a partir del diagnóstico realizado por el equipo LCDMB durante los meses de Enero y Febrero del 2020. Es importante mencionar que en este punto del territorio de Azcapotzalco, "La glorieta de los Ahuehuetes", el proyecto tiene ya una trayectoria desde el 2019 de intervención comunitaria.
*Para checar este proceso de análisis, diálogo y diagnóstico
con lxs vecinos pueden leer la crónica al respecto, presentada
en este mismo blog, titulada: "Proceso de Diagnóstico comunitario:
Glorieta Ahuehuetes, 2020"
Glorieta Ahuehuetes, 2020"
"Muñecos en tela" surge entonces del diálogo y aplicación metodológica de herramientas para el acercamiento a la comunidad. *Ver crónica del mismo en este blog
Sobre el taller: Construcción de muñecas en tela / identidades textiles
por Jeshua Sicardo
Como ya se mencionó, el taller inició a partir de un diagnóstico participativo, donde invitamos a la comunidad a platicar sobre sus inquietudes, necesidades y saberes. El resultado fue que en este espacio, La Glorieta de los Ahuehuetes, el mayor interés sobre nuestras actividades se concentra en mujeres, muchas de ellas con conocimientos o inquietudes para aprender bordado, tejido y confección, de aquí surgió la idea de hibridar las técnicas que nosotros sabemos sumando las habilidades que la comunidad tiene. Planteamos la propuesta para diseñar un taller que abordara principalmente la concepción de identidad y materializarla en un producto, que en este caso es elaborar una muñeca, una muñeca que represente rasgos y características simbólicas y culturales que definen a cada una de las asistentes al taller.
Para esto nuestro sustento teórico se encuentra en lo que Giménez propone como identidad, el propone situar esta concepción en la intersección dialéctica que hay entre la teoría de la Cultura y su relación con los actores sociales. La identidad funciona como elemento de la cultura distintamente interiorizada como habitus o como representaciones sociales por los actores sociales, sean individuales o colectivas. La identidad siempre se atribuye en primera instancia a una unidad distinguible, a partir de rasgos objetivos observables, distinguidos por los demás contextos en interacción y comunicación. Una de sus características es su capacidad de perdurar en el tiempo y en el espacio, la identidad implica la percepción de ser idéntico a si mismo a través del tiempo, del espacio y de la diversidad de situaciones, si la identidad requiere de distinción y de diferencia también se presenta como igualdad o coincidencia consigo mismo.
La identidad remite necesariamente a un contexto determinado de interacción, esperando que cada uno de nosotros sea estable y constante conforme a la imagen que se proyecta, en este sentido se tiene que hablar de continuidad en el cambio, en el que la identidad a la que nos referimos corresponde a un proceso evolutivo y no a una constancia sustancial, sin embargo cabe aclarar que el cambio considera transformación y mutación, siendo la transformación un proceso adaptativo y gradual que se da en la continuidad, sin afectar significativamente la estructura del ser.
El proceso ha sido difícil, atravesando el primer obstáculo, qué es mirarnos a nosotros mismos, descifrando esos códigos simbólicos y culturales que nos hacen ser lo que somos, romper el hielo en este tema ha sido un reto pero se ha logrado esbozar lo que cada uno es y porque es importante hablar de identidades para después intentar visibilizar o incluso dialogar sobre conflictos tales como como: reconstrucción del tejido social, violencia de género, clasicismo, racismo, homofobia, por mencionar algunos. En este punto del proceso lo que nos interesa es hablar sobre las identidades individuales para después empezar a hablar sobre las identidades colectivas e ir pensado como construimos lo que como proyecto general nos interesa, hacer comunidad.
Si te interesa saber más acerca del trabajo del Sociólogo Gilberto Giménez puedes dar click al siguiente enlace:
https://dgapa.unam.mx/index.php/semblanzas-emeritos-anio-perpae2015/semblanzas-2017-perpae/909-gimenez-montiel-simeon-gilberto
Bordar: el hilo marca la tela como el lápiz el papel.
por Carlos Villalobos Solis/ Victoria Moctezuma
8 de Abril 2020
Es Miércoles, el tercer Miércoles que estoy cumpliendo "la cuarenta". El salón principal de mi casa no tiene cortinas, solo dos ventanas grandes que permiten que la luz entre a raudales, a borbotones, a esta hora, medio día, puede incluso enceguecerte. Afuera, la Ciudad de México. Desde mis ventanas el horizonte topa con el sur poniente de la ciudad, ya me acostumbre a sentir que tan limpio o contaminado está el día solo con ver hacia afuera, si está limpio, con nitidez se distinguen los edificios y montañas del fondo, de lo contrario a mitad del "camino" todo se vuelve denso y borroso y no se distingue el horizonte. Estas últimas semanas han sido como ese paisaje contaminado, así percibo la realidad.
Yo nunca he bordado, ni cosido, ni zurcido. No recuerdo haber convivido con ese oficio en mi infancia, ni a lo largo de mi vida. Mi madre no lo hace y mis abuelas que tenían mucha habilidad para hacerlo murieron cuando yo era un niño. Todas mis tías maternas son muy habilidosas cosiendo y estoy seguro que si lo hubieran perseguido serían buenas diseñadoras de modas o textiles. Cuenta mi madre que sus hermanas para aprender a coser le hacían vestidos a juego a ella y a sus muñecas, tenía de niña colecciones enteras de diseños exclusivos, pero como ella era la más pequeña, no aprendió, "Me consentían y me echaron a perder, ahora no sé ni zurcir un calcetín". Ella nos contaba eso de pequeños cuando quería que nos esforzáramos para aprender algo que nos costaba trabajo. Pero desde luego, ni mis hermanos ni yo aprendimos a coser.
Un tío abuelo paterno que yo no conocí era sastre, se hizo de cierto renombre en Guadalajara, de donde soy originario. Hasta la fecha todos mis tíos incluido mi Papá conservan prendas suyas. Otro tío abuelo también paterno, tuvo una "bonetería" (palabra extraña ya en desuso) y cuando murió parte de su herencia a toda su familia eran cajas y cajas llenas de botones, botones de todo tipo, de todos los materiales y formas, destinados a nunca pertenecer a una pieza de ropa... siempre me ha parecido surrealista esa historia, como de un cuento mágico. En fin, aunque el oficio ronda en mi familia a mi no me tocó de cerca.
Desde "Lo chido de mi barrio" diseñamos un taller inspirado en diálogos y juntas con las vecinas de la Glorieta de los Ahuehuetes en Azcapotzalco, para conocer que procesos creativos les gustaría experimentar; dibujo, estampa y bordado fueron los más votados. "Muñecos en tela; identidades textiles" fue el resultado. En ese momento no pensé que bordaría, ni tampoco que esta contingencia nos tuviera confinados en nuestras casas de esta manera.
Hoy, mientras bordo mi autorretrato pienso en todo lo que he vivido. Me molesta cuando el hilo se termina, hay que anudarlo por la parte trasera, cortar y volver a insertar un nuevo pedazo en la aguja para comenzar el proceso de nuevo, es repetitivo y pasa muy rápido, si intento hacer trampa y dejar el hilo muy largo, se enreda y resulta peor. Pienso que ese camino que recorremos en el bordado, se parece mucho al camino de la vida. Terminar para volver a comenzar.
Los bordados que planteamos (en este taller) son autorretratos, muñecos que cuenten historias de vida, que narran identidades. El mío por ejemplo, tiene dos rostros. Arriba, el de Carlos Alejandro, pelo oscuro y ondulado, recuerdo cuando era adolescente una tía me dijo que tenía el pelo demasiado largo, "¡Córtatelo!, Así no lo tiene un "hombre", el comentario me dejó vulnerable, no solo por mi edad, sino por que cuestionaba y ponía en duda mi sexualidad y mi ser mismo, exponiéndome de manera agresiva, ella tiene el pelo corto, entonces yo le contesté "No pasa nada, tú no tienes el pelo largo y no por eso no eres una mujer". Volviendo a mi muñecx, su cuerpo está vestido de negro, un negro rotundo, la tela es terciopelo. Como decía Edith Piaff, solo el negro destaca la mirada y yo quiero que mis ojos vean. Mis dos manos sostienen otro rostro, que es también el mío. Ella es Victoria Moctezuma, en su cabeza, una corona, dorada y brillante, su pelo es una fantasía, largo, ondulado y rosa. Pestañas y cejas acentuadas y oscurecidas. Las formas y los colores no tienen género. Es una imagen sencilla, no son máscaras, son rostros vivos. Soy yo.
Con todo y todo, bordar es un ejercicio que me relaja, me da la certeza que después de repetir y repetir, de que la aguja entra y sale tantas veces que es imposible e inútil mantener la cuenta, el camino recorrido deja una huella. Sobre la tela hay color, creamos una imagen, cuatro ojos me ven de frente, mis propios ojos me contemplan.
Este proceso tuvo varias etapas, es el proceso de alguien que dibuja y pinta pero nunca habia bordado
1- Dibujo sobre papel, un autorretrato
2- Escáneo de la imagen para digitalizarla
3- Transferencia a la tela (mediante la técnica de impresión laser y presión con torculo, usando thinner como medio de transmisión). *Siguiendo estos pasos se logró tener en tela el dibujo de los dos rostros (mismo dibujo) y las manos
4- Re-dibujo con bolígrafo de uno de los rostros para "adaptar" facciones y pelo
5-Pintura de la tela en algunas partes con pinturas metálicas base agua para tela
6- Bordado, puntada--- y experimentaciones libres
7- Armado del cuerpo
